Lastimosamente, el acuerdo entre los pobladores y el ex - INEFAN no se concretó completamente. Esto creó un clima de desconfianza y hasta cierto resentimiento entre los pobladores locales con respecto al Parque Nacional Sangay y todo aquello que de alguna manera estuviese relacionado con este. Es así que en 1997, cuando se inició el Proyecto Sangay, se hizo necesario realizar una etapa sostenida de acercamiento y aceptación de la propuesta de conservación y desarrollo que se ponía a consideración de las comunidades.

Los diagnósticos comunitarios participativos en la zona de la carretera Guamote – Macas, realizados entre los meses de noviembre de 1997 y febrero de 1998, pusieron en evidencia la complejidad de la problemática de tenencia de tierras. La concreción parcial del acuerdo de Macas, ha hecho que para los pobladores del área, la solución a esta problemática se vuelva prioritaria. En este sentido, la seguridad con respecto a la tenencia de la tierra, resulta determinante para regular su uso y hacer eficaces las acciones de manejo integrados y de desarrollo.

La premura por sobrevivir en condiciones adversas, hace que la gente se sienta en la necesidad aparente de explotar los recursos naturales de una manera desordenada y no sustentable, situación que se ve agravada cuando la inseguridad que sienten con respecto a la propiedad de la tierra, hace que se trate de "aprovechar" dichos recursos en el menor tiempo posible, con el objetivo de usufructuar lo más que se pueda antes de un posible desalojo.

Sobre la base de esta realidad, creemos que las comunidades locales, no están dispuestas a apoyar acciones de conservación en tierras que no se les reconoce derechos de propiedad. Dicho compromiso se logrará, solo en tanto los pobladores sientan seguridad y mayor convicción, en la medida que están cuidando lo suyo. Y que si hacen un uso adecuado de sus recursos, estos estarán disponibles a mediano y largo plazo, de manera que se asegure el bienestar y la supervivencia de las nuevas generaciones.