FORO INTERNACIONAL: COMUNICACIÓN Y CIUDADANÍA

Conferencia: Comunicación, Sociedad Civil y Redes Sociales
Intervención de David Rivas, Presidente de APES

En alguna medida estamos de fiesta hoy. Estamos reunidos como pocas veces, personas de diferentes países, de diferentes regiones del planeta; estamos enlazados por algo bello que es la comunicación.

De antemano hay quienes creerán que algunas cosas son apocalípticas, un poco fatalistas, pero no hay otra forma de decir algunas cosas que suceden en este país, donde aparentemente algunas veces somos víctimas de la euforia que nos produce, como ese acuerdo de paz que Naciones Unidas encargo def vender en el mundo como exitoso, un ejemplo de nuestro tiempo.

Pero resulta que este año que nos reunimos en diversas partes del planeta para celebrar los 50 años de haberse proclamado la Declaración Universal de los Derechos Humanos, aún hay muchas personas, muchos hermanos y muchos seres humanos que no gozan todavía de ese derecho a la información, a la comunicación.

El artículo 19 de la Declaración Universal de los Derechos Humanos estableció hace 50 años el derecho que todos tenemos a dar y recibir información sin ninguna restricción. Resulta que en nuestro país, y posiblemente en otros países vecinos que han sido víctimas por años de sistemas no democráticos, el derecho a la información es un derecho novedoso, reciente. En nuestro país mucha gente apenas acaba de enterarse de que su condición humana le da derecho a recibir información y a recibirla bien, y el derecho también a poder transmitir información.

El período de autoritarismo que vivió nuestro país no permitió a los salvadoreños gozar de ese derecho. Era imposible, hasta hace poco, poder hablar de una libertad de prensa o de un buen nivel de libertad de prensa; ahora estamos luchado para que eso sea realidad. Aún hay salvadoreños a quienes se les viola el derecho humano a la información, casi 500 años después que nos conquistaron y a 200 años de haber conseguido independencia todavía tenemos que ir a los pueblos y preguntar a la gente qué es lo que quiere. Por eso que hay un esfuerzo en un plan de Nación que se está impulsando en diferentes sectores, que puede parecer ridículo a estas alturas, pero está ahí.

En la Zona de los Expulsores, entre El Salvador y Honduras, existe gente que no recibe información de El Salvador, con facilidad se confunde entre quienes son sus gobernantes. Algunas islas, como la de Menguera, es un ejemplo de ello.

El papel de las radios comunitarias puede ser muy importante en este esfuerzo, para darle a esta gente que está desconectada del resto del país, ese derecho para poder comunicarse. ¿Hay más libertades que antes y durante la guerra civil?, es cierto. Pero aun así, no podemos decir todavía que hay una plena libertad de prensa en nuestro país y un respeto cabal al derecho a la libertad de expresión, asegurarlo sería un atrevimiento. Por ello lamentamos que uno de los varios informes que preparó Naciones Unidas sobre el cumplimiento de los acuerdos de paz, allá por 1993 o 94, haya dicho que el país goza de una plena libertad de prensa; creo que Naciones Unidas debió consultarnos a los periodistas antes de hacer semejante y riesgosa afirmación.

En El Salvador, hay grandes temas de la agenda nacional que siguen excluidos de los espacios en los medios de comunicación. Diversos sectores todavía no pueden expresarse a través de ellos. No tienen acceso a los medios, entre otras razones porque no comparten los puntos de vista de los propietarios de estos grandes e influyentes medios de comunicación.

Aún hay gente entonces que no tiene voz en nuestro país. Un ejemplo de la exclusión de algunos temas de tanto interés para el país es la exclusión de este evento de las comunicaciones de este día en los principales periódicos. Me levanté muy temprano queriendo ver qué decían los periódicos y no encontré ni una sola letra; tenemos información de que fue borrado de la pauta de la cobertura del día.

Hace cuatro años se celebró también en El Salvador un evento muy grande con participación de 300 activistas y religiosos de toda América Latina en la (UCA) Universidad Centro Americana, en el marco de un aniversario más del asesinato de Monseñor Romero, por lo tanto habían venido al país figuras de renombre internacional, pero en los principales medios de comunicación no se dijo absolutamente nada de ese encuentro. Los que hoy nos visitan, los que ahora pueden palpar lo que pasa en El Salvador, ven cómo ha avanzado este tan publicitado proceso democrático, podrán medir a través de esta ausencia de un tema tan importante en los principales periódicos, canales y radios, cuánto hemos avanzado.

Pareciera ser que en el país sigue habiendo gente interesada en que la población no tenga acceso a la información con plena libertad. Persiste el interés de ocultar información. Algunas veces con acciones más sofisticadas que otras veces, pero se sigue intentado limitar el acceso de la población a la información, incluso a través de la legislación o algunos artículos de la nueva legislación, que se está aprobando y que no son más que una forma encubierta de cerrar las posibilidades para que los medios de comunicación podamos tener acceso a información que no interesa a algunos sectores del país. Alguna información, como la económica, sigue siendo tabú en El Salvador.

El proceso democrático de El Salvador necesita ser sólido e irreversible, para ello necesita de una comunicación libre, de medios de comunicación independientes hasta donde lo permitan sus más honestos intereses. Los medios de comunicación en El Salvador deberán distanciarse hasta donde les sea posible de los grupos de poder, para cumplir su misión de informar con honestidad, no digamos imparcialidad, porque al fin y al cabo la imparcialidad, la neutralidad, esas cosas, no existen; pero por lo menos con honestidad.

La comunicación como derecho humano debe verse en El Salvador como un servicio público, como lo es la educación, la salud. Mientras muchos salvadoreños sigan excluidos de la información, mientras muchos salvadoreños no tengan acceso a la comunicación, la democracia no se habrá consolidado en nuestro país. Mientras las prácticas monopólicas sigan predominando en El Salvador la democracia tampoco se habrá consolidado. A los delegados del gobierno y a los del FMLN, no les gusta mucho que se les recuerde esto, pero es una realidad.

Cuando se firmaron los acuerdos de paz excluyeron el tema de las comunicaciones; creyeron que legalizando un par de radios que habían estado en la clandestinidad durante el conflicto, habían resuelto el problema por la parte de la democratización de la comunicación; los hechos nos han demostrado todo lo contrario. Creyeron que haciendo un llamado a todos los medios de comunicación de todo el país para que contribuyeran a consolidar el proceso de paz y la reconciliación nacional se habría solucionado este gran tema. Seis años después de haberse firmado ese acuerdo de paz, hemos podido comprobar que la democratización de las comunicaciones es una tarea que continúa pendiente; que la mayoría de los medios de comunicación comercial en El Salvador no están interesados en contribuir a la consolidación de la democracia, a la consolidación de esas pautas éticas que se dijo, tan necesarias para la convivencia entre los salvadoreños.

Es tarea entonces de las organizaciones de la sociedad civil, impulsar esa tarea pendiente, trabajar por que un día los salvadoreños podamos gozar plenamente del derecho a la comunicación.

Que este encuentro sea, como dice el poema de Campbell, el alba de un día que se asoma y que pronto será hermoso para todos los pueblos del mundo y que lucha desde la comunicación por la democracia.